Los reflejos primitivos deben tener una duración limitada y entre los 6-12 meses de vida, deben inhibirse e INTEGRARSE correctamente para constituir las bases de los reflejos posturales.
Estos reflejos, junto a reacciones de enderezamiento y equilibrio, contribuyen al desarrollo del Sistema Tónico Postural (STP) y de la motricidad voluntaria, controlada por centros cerebrales superiores. Permitirán al niño interactuar eficazmente con su entorno.
De no ser así , comienzan a generar movimientos parásitos e interferencias en el correcto desarrollo de reflejos posturales y STP. Pueden provocar la prevalencia de sistemas de movimiento con patrones de comportamiento inmaduro, a pesar de adquisiciones motrices posteriores. Podrían saturar al SNC e interferir en la disponibilidad de recursos como en el aprendizaje.
Ya en la vida adulta, pueden ser causa de asimetrías en la expresión del tono muscular generando alteraciones en la misma.
Existen técnicas terapéuticas para la integración de dichos reflejos basadas en movimientos rítmicos, suaves , armónicos y secuenciales.
De todo lo mencionado, se evidencia fácilmente la importancia de permitir que el desarrollo motriz de los niños sea con absoluta LIBERTAD DE MOVIMIENTO Y alejado de corralitos, andadores y todo elemento externo que facilite su bipedestación, ya que éstos interfieren en la integración de sus sistemas anti- gravitacionales.